Confirmado
Mochil-Hero tiene una nueva misión, esta vez en la Antártida
Lleva saquito
o, en segunda instancia, desprenderme de esta absurda obsesión con los juegos de palabras
Este es uno de los primeros manuscritos que se conocen de Mochil Hero. La prueba de carbono 14 indica que fue escrito a principios del año 1 a.E. (antes de Evo)
A falta de algo interesante, lo compartimos con ustedes:
Sólo porque me llamó la atención el nombre y me sobraba algo tiempo, me embarqué en el Tren de la Muerte. El recorrido, que va de Santa Cruz de la Sierra a la frontera con Brasil, es un viaje de 17 horas a través de la selva en un vagón que brinca como burro malhumorado.
Compartí el asiento (los asientos eran tan angostos que lo de compartir es literal) con un señor que me explicó todo lo que yo quería saber sobre la riqueza boliviana, su gente, sus políticos y muchas cosas más que no le pregunté y tampoco me interesaban, pero a esa altura la unica forma de dejar de escucharlo era ponerme el walkman. Me enteré de que los menonitas que inundan las calles de Santa Cruz compran miles de hectáreas para reproducirse, que los collas no están acostumbrados a que los piquen los mosquitos de las selvas orientales, que la miel es "un negocio interesante". También supe que este tipo iba a hacerse millonario comprándole tierras baratas a los collas para vendérselas caras a los menonitas y con la diferencia iba a invertir en miel.
Si bien no indagué sobre los motivos del nombre del tren que nos transportaba porque me pareció descortés y de mal agüero y, aunque uno pueda especular cómodamente desde un regio departamento en Longchamps sobre los motivos del desgraciado bautismo, la iluminación no llega sino en pleno viaje, a la medianoche.
Mientras la formación cruza a los tumbos el inhóspito Mato Grosso y los chirridos de las vías aturden más que el subte C, el Tren de la Muerte, paradójicamente, cobra vida. Fue a las 12 en punto, entre ensoñaciones de fritanga y aceite quemado, cuando descubrí que todos los pasajeros se habían transformado en zombies: Bajo la mortecina luz de luna –la única disponible-, mis compañeros de vagón eran figuras oscilantes con los brazos cruzados sobre el pecho. Es que, como decía, las butacas son tan angostas que juntar los brazos es la única manera de no superponerse con el compañero de asiento y el movimiento de oscilación debe ser propio de ese tramo del recorrido.
Semejante revelación no me dejó dormir más, o quizás fueron los ronquidos de mi entorno, o el ruido de mi panza, o los mosquitos, o la música tropical a todo volumen, o la butaca que se desintegraba, o el bebé que lloraba, o el calor, o el frío, o el olor a pedos (no los míos que son ricos), etc.
Bueno, al final, vine, vi y como no había nada que vencer me quedé charlando con un artesano, el único del pueblo. Un uruguayo de 25 años que raptó a una boliviana de 17 hace algunos meses y que hoy celebraban el primer día de atraso en lo que puede ser otro fruto de amor mercosureño.
Cuando me aburrí de discutir sobre la filiación de Gardel y escuchar cómo mi nuevo amigo todavía se emocionaba con el Maracanazo, demostré nuevamente la superioridad del ser humano sobre las fuerzas de la naturaleza. Así fue que sometí a un auténtico yacaré, el cual apareció en mi plato en forma de fibrosos bollitos. Lo que una vez fuera un intimidante animal prehistórico pasó a ostentar, como única amenaza, el peligro de que la salsita que lo acompañaba fuera demasiado picante. Prevenido yo, me pedí una Paceña Pico de Plata. Toda la proeza me salió 25 bolivianos, unos 9 pesos.
Según ya es modalidad en este viaje, los lugares que visito se descubren una vez que estoy en ellos, pues la guía que traje, de Puerto Suárez (esa es la gracia de este pueblo) sólo decía "Beware with the thieves" y mencionaba algunos hoteles, los que están alrededor de la plaza. Naturalmente yo imaginé un paradero donde siempre es de noche, lleno de ojos acechantes en las esquinas y en el cual a cada rato se sienten tironeos en la mochila.
La guía nada decía de la magnífica laguna Cáceres, que separa (Manu Chao diría "une") Bolivia y Brasil. Tampoco se mencionaban las pirañas y las víboras (sikuris) que la habitan. Y ni buscando entre líneas en la South American Handbook uno puede enterarse de que cuando vas en bote a pescar los militares te dispersan con disparos . De todas formas, como mis compañeros de excursión eran una madre con sus dos hijos, yo enseguida grité: "las mujeres y los niños primero".
Bueno, como ven es de noche y la vida nocturna de puerto suárez no va más allá de un plato de pollo frito, arroz y papas frías.
Interrumpimos la transmisión para citar un fragmento de la entrevista que personal de nuestro esquizofrénico staff le realizara a Nicolás Casullo hace siete días:
Falta cierta sabiduría que tendría que tener el argentino sobre una serie de elementos que hacen al momento en que se vive, a qué sería lo más interesante que suceda, a quién defender, a quién atacar, qué valorar, qué priorizar, en eso los argentinos carecen totalmente de filosofía.
Permanentemente estamos situados en encrucijadas que cuando aparece la voz manifiesta del argentino, son voces equivocadas: apuesta mal, no sabe qué va a pasar, considera que esta salida es la correcta, está en estado de histeria, estado de rencor, de violentación, venganza, de víctima exagerada.
Son todas variables no filosóficas, ahí sí que falta una infinita lluvia filosófica que le otorgue a la Argentina una sabiduría que muchas veces sentís que no tiene. Está pensando, diciendo y haciendo o deseando cosas que evidentemente son negativas y no está valorando cosas que tendría que valorar y valora cosas que no debería. Así es la historia argentina, la sociedad no ha tenido sabiduría en los momentos que debería haberla tenido.