Israel, municipio hostil [a las drogas]

No alcanzo el vilipendio fronterizo donde, a pesar de mi casta hebrea y la portacion de apellido, funcionarios migratorios israelies disfrazados de rusitas de Hacoaj me otorgaron la pena maxima con la visa minima. Ahora, el comite de bienvenida a Jerusalem intercepto mi procesion a la ciudad vieja barruntando la milenaria relacion entre mochilas y estupefacientes.

Nunca sabre si fue atino o error, pero entre los gases producidos por mi abundante desayuno de despedida en el kibbutz expelidos por la tensa circunstancia confese mi culpabilidad y entregue toda la evidencia: una porcion minima de hashish.

Mi generosidad con la pesquisa no hizo mas que avivarla y junto a la minuscula piedra negra cayeron especias e inciensos egipcios y la inseparable victorinox que porta todo mochilhero de bien. Por supuesto que tampoco pude evitar mi obligada visita a la estacion policial.

En el trayecto, la escolta policial no amilano a los cazadores de turistas que al verme tan enmochilado me ofrecian acomodaciones. Mis guardianes los apartaban con una voz hebrea que intuyo significaba "este ya tiene donde dormir".

En la primera escala de mi tour por el Jerusalem azul, un simpatico agente me saludo con el protocolar Argentina - Maradona. Como ya habia entregado toda mi ilegalidad no respondi a la dudosa cortesia, aunque el oficial amablemente insistia "Diego Armando Maradona - Caniggia " De no haberme trasladado a otra oficina, seguramente me habrian enumerado a gran parte de la Legion Argentina y hasta al Lobito Cordone.

Antes de llegar al siguiente recinto me prepare para jugar al viejo juego del policia bueno y el policia malo, pero fui sorprendido por inusitadas tecnicas que se repetian alternativamente, como el policia malo y el policia tonto; el bueno y el macanudo; el burlon y el indiferente; aunque mas que nada el malo y el malo. Fue entonces cuando comprendi que me hallaba en un pais que ostenta el ultimo grito en tecnicas de coercion.

Dos horas y media mas tarde, tras algunas dosis de chachara filosofica y agentes anabolizados que burlonamente me preguntaban do you want grass? good grass! llego el momento de escuchar lo que habia esperado practicamente toda mi vida. Frente a frente, el inspector que iba a tomar mi declaracion me advirtio: "Todo lo que diga puede ser usado en su contra".

Media hora despues termino el aleccionador procedimiento. Humillado, sin marihuana y con los dedos negros betun sali para ver como terminaba el dia en la ciudad de Dios.

Epilogo: Termino en el hostel con una cerveza y practicando una de mis especialidades, el people watching.

18-3. Me olvidaba: La comisaria tenia unos cuantos stickers que rezaban: "Israel loves you". Hoy la poli me volvio a amar en la calle, aunque ya aprendi y estaba clean.